Anciano con túnica blanca y naranja, Ogbe Wale, signo de Ifá, perro y río al amanecer.

Ogbe Wale Análisis Completo y Consejos Claves

Conocido como «el que pudo engañar a la muerte», este oddun nos habla de sacrificio, obediencia y la necesidad de mantener el equilibrio entre nuestras ambiciones y las leyes espirituales. Ogbe Wale ofrece lecciones esenciales sobre cómo enfrentar las adversidades y honrar lo sagrado.

¿Qué significa Ogbe Wale?

Ogbe Wale, también llamado Ogbe Ojuani en algunos linajes, es un signo de Ifá que combina la energía de Ogbe (la luz, el comienzo) con Wale (relacionado con la tierra y la estabilidad). Su nombre evoca la historia de un ser que, mediante astucia y sacrificio, logró burlar a la muerte misma. En su raíz espiritual, este oddun está ligado a Orunmila, el orisha de la sabiduría, ya Elegua, el guardián de los caminos, quienes guían a la humanidad hacia el destino correcto.
Este signo representa el poder de la resiliencia, pero también advierte sobre los peligros de la arrogancia y la desobediencia. Es un recordatorio de que el éxito verdadero llega cuando alineamos nuestras acciones con los designios divinos.

Características del Signo Ogbe Wale

Simbología

  • Números: 1 y 5, que simbolizan el inicio y la diversidad
  • Colores: Blanco (pureza), rojo (vitalidad) y negro (misterio), asociados a Elegba y otros orishas.
  • Animales: Perro (lealtad y protección), chivo (sacrificio) y gallina (ofrenda).
  • Elementos: Piedras (estabilidad), agua (purificación) y fuego (transformación).

Rasgos de personalidad

Quienes nacen bajo Ogbe Wale suelen ser ingeniosos, perseverantes y capaces de superar grandes obstáculos. Sin embargo, también pueden ser tercos, autosuficientes y propensos a ignorar consejos, lo que los lleva a aprendizajes duros. Este signo marca a personas destinadas a liderar, pero solo si aprenden a escuchar ya respetar.

Refranes de Ogbe Wale

  • «El que critica la saliva, la recibe en la cara.» : Lo que juzgamos en otros puede volverse nuestro propio reflejo.
  • «El camino más largo se hace corto cuando se regresa a casa.» : Sugiere que la paz se encuentra al reconectar con lo esencial: familia, ancestros y valores.
  • «Ud. es candil de la calle y oscuridad de su casa.» : Una advertencia clara contra descuidar lo propio mientras buscamos brillar afuera.
  • «Se habla en la casa, respeta la casa, entra en la casa, es hábil en la casa» : Este refrán resalta la importancia del hogar como centro de vida y aprendizaje.
  • «El momento de la creación ha llegado.» : Significa que está en un punto de inflexión: un nuevo comienzo está a su alcance si actúa con intención y sacrificio.
  • «El amor mata al amor.» : El engaño conyugal es una advertencia, este refrán sugiere que el amor mal entendido o egoísta puede destruir lo que busca preservar.
  • «Al Este o al Oeste, mi casa es mejor.» : Exalta el valor único del hogar como refugio y fortaleza.

Obras Asociadas con Ogbe Wale

  • Para la salud: Un akukó (gallo) a Elegba y dos adié (gallinas) amarillas a Oshún, acompañadas de hierbas como guama y zarzaparrilla.
  • Para la protección: Un pedazo de hígado ofrecido a un perro, simbolizando la lealtad que salva.
  • Para el hogar: Sarayeye con una paloma blanca, que se guarda tres días y se lleva a la manigua si muere.

Hierbas de Ogbe Wale

  • Malanga: Asociada a Orunmila y Yemayá, para estabilidad.
  • Hierba Buena: Purificación y claridad.
  • Girasol: Conexión con Oshún y la prosperidad.
  • Escoba Amarga: Limpieza espiritual.

Generalidades de Ogbe Wale

En Iré (Bendición)
Cuando Ogbe Wale aparece en iré, señala un tiempo de oportunidades y protección divina. Es un llamado a actuar con gratitud ya fortalecer los lazos con los ancestros (Egun) y los orishas. Puede indicar que un sacrificio bien hecho traerá prosperidad, como en la historia del cocoyan que evitó la muerte al ceder su machete.

En Osorbo (Adversidad)
En osorbo, Ogbe Wale advierte sobre traiciones, desobediencia y enfermedades (como tuberculosis o problemas óseos). Habla de conflictos internos, especialmente en el hogar, y de la necesidad de hacer ebbó para neutralizar enemigos ocultos.
Ejemplo: Si surge en una consulta de salud, puede señalar un padecimiento pulmonar que requiere atención urgente y un paraldo (limpieza espiritual).

Nace en el Signo Ogbe Wale

  • La Teja de Egun: Se escribe en la Atena para honrar a los difuntos.
  • Que aquí Orun recibió a Ifá.
  • Que Elegba comió Biajaca (eya Osun).
  • Que en toda okutá de Elegba al partirla, en cada pedazo no puede montar un Elegba.
  • El sacrificio a Oshún con adié: La primera vez que Oshún comió gallina.
  • El origen de la creación

Dice Ifá en Ogbe Wale

Mira tus vicios, porque están al acecho. El perro, antes de acercarse a la perra, le coja la vulva; el chivo, antes de unirse a la chiva, le huele la vulva. ¿Qué significa esto para ti? Que tus impulsos te dominan si no los controlas. Esas conductas que repites sin pensar, esos lugares que buscas sin medir consecuencias, te arrastrarán a un lugar oscuro. No te engañes: lo que parece instinto natural puede convertirse en tu condena.

Hay guerra dentro de tu propia casa, y no puedes seguir fingiendo que no la ves. Los conflictos con los tuyos —tu pareja, tus hijos, tu familia— te desgastan más de lo que admites. No es solo ruido; es una señal de que algo está roto y necesita repararse. Si no pones orden, si no enfrentas las tensiones, esa guerra te consumirá desde adentro.

Tu cuerpo y tu vida te están gritando. Sientes ardor y dolores en la planta de los pies, como si cada paso te quemara, y eso no es casualidad. Tus ojos fallan, la vista se nubla, y no es solo cansancio. Hay riesgo de males más graves: cáncer en los huesos que te quebranta en silencio, padecimientos del corazón que aprietan tu pecho, enfermedad que te hace escupir sangre por la boca. La tisis, esa tos que no se va, puede ser tu sentencia si no actúas. Cuida tu salud ahora, porque Ogbe Wale no perdona la negligencia.

Cuidado con los falsos testimonios: alguien puede señalarte con mentiras, y si no estás atento, te enredarán en su juego. Tienes debilidades ocultas, cosas que escondes incluso de ti mismo; no las dejes salir, no las compartas, porque una vez que se sepan, se esparcirán como fuego y te debilitarán más. Tus hijos te traen sufrimiento, y no porque sean malos, sino porque no son lo que esperabas. Deja de cargar esa decepción y acepta lo que son. Si eres hombre, vigila tus pasos: el engaño conyugal está cerca, y caer en él te costará caro. Si eres mujer, aléjate de la prostitución, no solo del cuerpo, sino del alma; no vendas tu dignidad por nada ni nadie.

Tus proyectos están en el aire, flotando como ilusiones vanas que nunca tocan tierra. Te llenas la cabeza de planes grandiosos, pero no los sostienes con acción ni fundamento. Vives a tu manera, cerrando los oídos a los consejos, convencido de que sabes más que todos. Pero mira alrededor: nadie te sigue, y no porque no te quieran, sino porque te aíslas con esa actitud. En este Ifá, no consideras a nadie, te cree el centro del mundo, y por eso te quedas solo, tanto en lo social como en lo religioso. Hasta tus consagraciones son flojas, porque pones poco de ti en ellas. Si no cambias, la vida te obligará a aprender a golpes.

Puedes seguir tropezando con tus vicios, dejando que la guerra en tu casa te hunda, o puedes parar, escuchar y actuar. Tu cuerpo te avisa con dolores y males que no mienten; tu entorno te habla con traiciones y soledad. Ifá no te está pidiéndole que adivines el futuro; te está diciendo que mires el presente y tomes las riendas. Haz el ebbó que te manden, honra a tus muertos, cuida tus palabras y tus pasos. Ogbe Wale te da la oportunidad de burlar la muerte, pero solo si deja de burlarte de ti mismo.

Recomendaciones del Signo Ogbe Wale

  • Escucha consejos: La sabiduría de otros puede salvarte.
  • Alimenta a Egun: Ofrendas regulares a los difuntos traen protección.
  • Sé humilde: Evita la soberbia que lleva a la caída.
  • Realiza ebbós: Un gallo a Elegba o un baño con escoba amarga limpia el camino.
  • Cuida tu hogar: Resuelve conflictos internos para encontrar la paz.

Prohibiciones del Signo Ogbe Wale

  • No trabajes después de las seis de la tarde: Tus esfuerzos serán en vano.
  • No divulgar secretos: Guardar silencio protege tu ashé.
  • Evita la prostitución: Tanto literal como metafórica (vender tus valores).
  • No ignora a tus mayores: La desobediencia trae osogbo.
  • No comas pescado si sale en osogbo: Puede agravar problemas de salud.

Rezos del signo Ogbe Wale

Rezo en yoruba:
Ogbe Wale agó eni ibeború ke okuni pawo ayawale ato ayawale osi mokunlo mokunlo ale toko Wale to oun baleno otó, otó.

Traducción aproximada:
«Ogbe Wale, el que abre el camino, recibe mi saludo; el hombre sabio camina con humildad, en la riqueza y la pobreza, en la tierra firme y en el destino, protégeme y guíame.»

Este rezo invoca la protección y la guía de Ogbe Wale en tiempos de prueba.

Patakies del signo Ogbe Wale

Patakí Ogbe Wale, figura humilde con ocumo, sombras oscuras, signo de Ifá, grabado antiguo.

1. Ogbe wale fue quien reveló como llegaron al Mundo las cosechas de alimentos.

En los días antiguos, cuando el cielo y la tierra aún se miraban de cerca, los alimentos sagrados —el ñame, el maíz, el plátano y el cocoyam— vivían en el reino celestial. Un día, decidieron bajar al mundo de los hombres para traer sustento. Antes de partir, visitaron a un anciano sabio que vivía bajo un árbol frondoso (Awo Ogbe Wale). Él, con su voz grave y sus manos temblorosas por los años, les dijo:
«Si quieren llegar vivos, ofrecerán el machete con el que trabajan y no salgan al alba, porque la muerte ronda temprano».
El ñame se rió, diciendo: «Mi machete es mi fuerza, no lo doy». El maíz y el plátano asintieron, aferrados a sus herramientas brillantes. Solo el cocoyam, más humilde y callado, dejó su machete a los pies del sabio, inclinándose con respeto.

Al amanecer, partieron. El sol apenas se asomaba cuando decidieron detenerse a cortar palillos para limpiarse los dientes. El ñame, el maíz y el plátano usaron sus machetes, cortando ramas con facilidad, mientras el cocoyam, sin herramienta, luchaba con sus manos y dientes, rasgándose la piel. «Préstenme uno», pidió, pero los otros se burlaron: «Tú lo regalaste, ahora sufre». Frustrado, él se quedó atrás, arrancando fibras del arbusto con esfuerzo. Mientras tanto, los demás avanzaron hacia la frontera entre el cielo y la tierra. Allí los esperaban una figura sombría, alta y silenciosa, con ojos que no parpadeaban: la muerte.
Sin mediar palabra, levantó su propia hoja afilada y, uno por uno, los decapitó. Sus cuerpos cayeron, y ella se los llevó al cielo antes de que el sol despuntara.

El cocoyam, agotado, llegó tarde a la frontera. La muerte ya se había ido. Los hombres lo vieron y exclamaron: «¿Cómo escapaste?» Él, mirando las marcas en sus manos, respondió: «Di lo que tenía, y eso me salvó». Desde entonces, el ñame, el maíz y el plátano se cortan con machete, pero al cocoyam se lo arranca con las manos, porque su sacrificio lo hizo inmune al filo.

Enseñanza: Dar lo que valores puede parecer pérdida, pero es tu boleto a la vida.

Esencia Ogbe Wale, anciano con piedras, perro y río, signo de Ifá, grabado antiguo

2. El Perro que Salvó a Ogbe Wale

Un hombre llamado Ogbe Wale, fuerte y trabajador, que vivía con su perro negro en una casa de madera junto a un río. Un día, un anciano de mirada profunda llegó a su puerta y le dijo: «Cada vez que comas, da primero a tu perro, porque él probará lo que tú no ves». Ogbe Wale ascendió, y durante meses compartió su comida: maíz cocido, carne asada, frutas frescas. El perro comía con gratitud, moviendo la cola, y luego Ogbe Wale tomó su parte. Pero con el tiempo, la rutina lo cansó. Una tarde, mientras preparaba una chiva que había cazado, murmuró: «Yo cazo, yo cocino, ¿y este animal viene primero? No más». Apartó al perro con un gesto brusco y se sentó a disfrutar solo, dejando al animal con las sobras frías.

Pasaron los días, y Ogbe Wale comenzó a sentirse mal. Una tos seca lo despertaba por las noches, y pronto un dolor agudo le apretó el pecho. Escupía sangre, y su piel se volvió pálida como la ceniza. El perro, aunque maltratado, no se apartaba de su lado, mirándolo con ojos tristes. Una mañana, viendo a su amo débil en el suelo, el animal corrió por el sendero hasta la casa de un viejo consejero. Allí ladró sin parar, arañando la puerta, hasta que el hombre salió. «¿Qué pasa?» preguntó. El perro lo guió de vuelta, y al ver a Ogbe Wale, el consejero exclamó: «¿Qué comiste?» Entre jadeos, Ogbe Wale respondió: «La chiva… no dejé que él la probara». El viejo frunció el ceño: «Esa carne estaba enferma. Te dije que él te cuidaría».

Rápidamente, el consejero preparó un remedio: tomó un pedazo de hígado fresco, lo ofreció al perro como señal de respeto, y luego lo usó en una mezcla que Ogbe Wale bebió. Poco a poco, la tos pasó, y la sangre dejó de brotar. Ogbe Wale, recuperado, miró a su perro y dijo: «Nunca más dudaré de ti». Desde ese día, compartió cada bocado con él, entendiendo que la lealtad del animal había sido su salvación.

Patakí Ogbe Wale, hombre joven recibe piedra, anciano en bosque, signo de Ifá, grabado.

3. Las Cinco Piedras de la Corona

Ogbe Wale era un rey joven, de mirada altiva y manos inquietas, que gobernaba una tierra pequeña rodeada de reinos más ricos. A pesar de su corona, sus vecinos lo veían como un líder sin fuerza, porque sus campos no prosperaban y sus arcas estaban vacías. Una mañana, harto de las burlas, salió a caminar por el bosque, buscando respuestas en el viento. Al borde de un arroyo, un anciano encorvado, con una túnica raída, lo detuvo. «Quieres poder, pero tu corona está hueca», dijo, y le dio una piedra lisa y brillante. «Ponla en tu corona.» Ogbe Wale, intrigado, guardó la piedra y siguió.

Más adelante, otro viejo, de barba blanca como la espuma, lo interceptó bajo un árbol de hojas anchas. «Tu reino caerá si no tienes raíz», afirmó, entregándole una segunda piedra, áspera y marrón. Ogbe Wale la tomó sin preguntar. Luego, en un claro, un tercer anciano, de ojos penetrantes, le dio una tercera piedra, negra como la noche, diciendo: «Sin fuerza, eres nada». Cerca del final del camino, un cuarto hombre, con voz como trueno, le ofreció una cuarta piedra, roja y cálida: «El fuego te hará grande». Al entrar al palacio, un quinto anciano, majestuoso y silencioso, lo esperaba en el trono. Sin palabras, le dio una quinta piedra, blanca como el amanecer, y desapareció.

Ogbe Wale colocó las cinco piedras en su corona. Al día siguiente, sus campos florecieron, sus guerreros se alzaron invencibles, y los reyes vecinos enviaron tributos en lugar de risas. Las piedras —de estabilidad, raíz, fuerza, fuego y luz— transformaron su destino. Él entendió que no había sido su orgullo, sino la humildad de aceptar ayuda, lo que lo coronó de verdad.

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